Alma, abre los ojos. Atrévete a mirar dónde estás: Un subterráneo donde no te encontrarás con sorpresas desagradables, porque lo peor es siempre esperado; un lugar donde la sangre hace barro. Tras cada esquina te esperan aberraciones deformes, sin alma, ansiosos por desgarrar tu jugosa carne. Y cuanto más avances, más hambre tendrán. Hasta el infinito.
Atrévete a verlo de una vez. Solloza, hazte una pelota en el suelo apretando tus piernas contra ti y cierra los ojos con fuerza. Siente el mismo miedo que tiene quien se precipita hacia la tierra desde cientos de metros, sabiendo que morirá. Espera a que vengan. Les oirás llegar. No tardarán en abrazarte con sus miembros malformados y podridos, tan fuerte que no podrás evitar explotar. Soporta su contacto y el dolor hasta que pase.
Cuando hayan acabado podrás descansar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario