sábado, 14 de enero de 2012

Mil cortes

Me levanto a las ocho de la mañana este sábado para ir a practicar iaido. No son buenas horas para un día que debería ser de descanso; además tengo los músculos agarrotados y apenas he dormido cinco horas, pero no tengo ni la más mínima intención de echarme atrás e ir a la cama. En media hora cogeré el boken, la katana para combate y los wakizashi de madera y combate.
El entrenamiento de hoy será duro, es un día especial, el primero del año. 
Haremos el Hatsu Nuki, será la primera vez que desenfundemos nuestras katanas en este, el año del dragón.
Intentamos imitar a los guerreros japoneses, que para acoger el año con fuerza e inmutabilidad realizaban mil técnicas de su arte marcial mientras el agua helada de una cascada les caía sobre los hombros. Por supuesto no podemos hacer esto tal cual, pero sí realizar los mil cortes en nuestro dojo. Será el Senben Giri, los mil shomen. Después de levantar por encima de nuestra cabeza los boken y de darles el impulso de un corte vertical de arriba a abajo, nuestros pectorales, bíceps y tríceps estarán pidiendo auxilio, aunque no acabará ahí.
Después el Hyaku Hachi Nuki, cien desenfundados. Si tengo suficiente pericia para encajar el arma en su vaina después de cada uno, con el dolor que estaré sintiendo, será una bendición.
Será muy duro, no digo que no. Podría quedarme en la cama e ignorar estas dos horas de mi vida, pero no voy a hacerlo. La paz que sentiré cuando esté entre esas mil cien técnicas y después lo compensa todo. Hace cinco meses superarme seguía siendo el único objetivo de mi vida, y ahora todavía es importante, así que me prepararé, y terminaré con esas mil cien técnicas aferrándome al bushido. Nos veremos esta tarde, a ver qué tal estoy. Sólo espero no pasar frío.

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